Una cantera de lajas en la ladera de una de las lomas del macizo de la Cordillera Central, en el camino de Piedra Blanca, en la provincia Monseñor Nouel, brinda sustento a más de una familia. LA VIDA A "LASCAS" DE LA MONTAÑA Todavía quedan lomas a la vera de la carretera que acompaña a la comunidad Los Plátanos, del paraje Juan Adrián, en Bonao. Todavía quedan, pero nadie sabe hasta cuándo. Por lo menos, Apolinar Melo Viña se levanta cada día orando porque duren mucho más, porque de ellas saca su sustento cotidiano. Sudoroso y casi exhausto, Apolinar se detiene sólo un minuto para explicar los precios de su producto: las lajas, que diariamente extraen -él y unos primos, para que todo quede en la familia-, lasca por lasca, de las mermadas colinas de la zona. "Yo cobro RD$10 mil por dos líneas de lajas puestas en la cama de un camión", precisa. "Esas son las lajas grandes, enteras, las mejores". Esas mismas lajas, más al detalle, las vende a RD$200 el metro,